Por Alejandra Gil
La aventura de la marioneta de Collodi siempre nos mantiene en danza: nos sobresalta con sus idas y venidas en su desparpajo indómito, nos inquieta con las tentaciones que le pierden por los caminos, nos encoge el corazón con los castigos que penden, tantas veces, sobre su cabeza. Pero, sobre todo, nos conmueve porque es el niño impetuoso que siempre se salva porque tiene dos ángeles guardianes que le protegen: el amoroso Gepetto y el hada azul, que son un trasunto de los padres bienhechores. El espectáculo de Ananda Dansa convierte este danzar de Pinocho en un ballet de estilizada puesta en escena, sintético en el mensaje que quiere transmitir y despojado de toda parafernalia circense, incluso de la nariz icónica, para ofrecer al espectador –grande y pequeño– una joyita de ritmo delicado y palpitante, como los corazones de los protagonistas del cuento. Sigue leyendo